En el invierno de 1986, en pleno temporal del sudoeste, el pesquero de origen vasco "Achondo", buscaba refugio en el puerto de Bayona, cuando debido al mal tiempo y a la escasa visibilidad, fue a tocar su obra viva con los bajos de las Serralleiras.
Herido de muerte, navegó durante una milla mientras sus entrañas se iban inundando sin remisión, pese a los esfuerzos de la tripulación por mantener el buque a flote. Eran las dos de la madrugada cuando el Achondo se fue al fondo del mar, con sus 40 metros de eslora, cerca de las proximidades de Monteferro, concretamente entre las Islas Cíes e Islas Estelas. Sus bodegas se encontraban llenas de pez espada que durante bastante tiempo estuvo arribando a la costa. El pecio se encuentra situado en una zona rocosa encajado entre dos grandes bloques de piedra a una cota que oscila entre los 25 y 35 metros de profundidad, lo que ha contribuido a que pese a estar expuesto al mar abierto, el barco se encuentre en perfecto estado de conservación. Si comenzamos a explorar el buque de popa a proa, nos lo encontramos escorado hacia su costado de babor, apoyado en la arena y con su enorme ancla caída en un lateral.
En la cubierta, construida en hierro y forrada en madera de teka y que sorprendentemente se encuentra íntegra, nos encontramos con una de sus torretas, con algún aparejo de pesca enredado, sus luces de navegación y un pequeño cardumen de crías de sardina que parecen señalarnos que hemos llegado y que somos bienvenidos a este pecio. Continuando nuestro paseo por cubierta podemos ver aparejos de pesca, maquinaria para trabajar y una enorme polea, empleada sin duda para elevar del mar las redes cargadas de pescado. Un poco más adelante, nos encontramos con el puente de mando, aquí nos recibe “El Capitán”, un enorme bogavante que ha hecho de un rincón su hogar, entre restos de electrónica y algún que otro congrio. En la parte superior de este puente, nos encontramos con otra torreta y con la bitácora, ésta con su forma de cruz, parece recordarnos que nos encontramos en un mausoleo que no debemos perturbar. Bajando por el puente, vemos portillos, ojos de buey y la puerta de entrada. En el frente tenemos el nombre del barco y su pueblo de origen (Ondárroa), pero esta parte, esta irreconocible gracias a la labor de algún desaprensivo que ha robado alguna de las letras. Siguiendo hacia proa, nuestros ojos no se cansan de recibir información en forma de bodegas destapadas, antenas, máquinas, restos de aparejos…, todo esto entre enormes bancos de fanecas, antias y algún congrio. Es hora de volver a la realidad y regresar a la superficie, estamos a 32 metros y el tiempo pasa rápido, llevamos 30 minutos de fondo y la descompresión no perdona. Para ello, nos dirigimos hacia la popa, donde comenzamos, pero ahora buceamos por el costado de babor, que se encuentra tapizado de gorgonias y antozoos de todos los colores imaginables. Llegamos al cabo de ascenso y comenzamos nuestro lento camino de vuelta. Mientras esperamos a que pasen los minutos de parada de seguridad, recordamos lo visto y decidimos que sin duda, el Achondo, es uno de los mejores pecios de Galicia.
Datos de la inmersión:
• Profundidad máxima: 38 metros
• Profundidad mínima: 25 metros
• Tiempo de inmersión: 30 min. con aire (muy recomendable el empleo de Nitrox)
• Temperatura de agua: 15º
• Visibilidad: 10-12 metros
• Corriente: en ocasiones
• Dificultad: media
Fuente del texto: Alexis Macia
::: VÍDEOS DE LA INMERSIÓN :::
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